El 16 de abril del 2016 un terremoto de gran magnitud sacudió la costa ecuatoriana, dejando devastación detrás. Edificios destruidos, casas derrumbadas, cientos de muertos y heridos, varias ciudades de la costa se quedarían sin luz, agua, alimento. Es por eso que dos días después del catastro, me embarqué con un grupo del centro comercial El Recreo de Quito, con una tonelada de ayuda productiva, llevamos: agua, pañales, comida, linternas, baterías, entre otras cosas. Pasamos dos días repartiendo y ayudando a las personas que lo necesitaban y a la medida en que podíamos ayudar, este ha sido el viaje más inesperado que he tenido hasta ahora.
