Escocia, es uno de esos lugares que te atrapan en seguida, una ciudad tradicional y limpia. Su gente es amable y calurosa con los extranjeros, a pesar del clima cambiante, Escocia es uno de los lugares a los cuales, quieres volver.
Para llegar a Escocia se estima un tiempo de 12 horas, en mi caso, con escala en Bonaire y Amsterdam, es fácil perderse en tales aeropuertos, por lo cual te recomendaría siempre tener a mano la puerta y la hora en la que tu vuelo sale, además de preguntar, es una muy buena estrategia y ayuda bastante a la gente tímida, ya que no tienes otra opción, o preguntas o pierdes tu vuelo.
La primera impresión de Escocia que tuve fue la de una ciudad tradicional, antigua y llena de cultura, con castillos y lagos, pero también con tecnología y diversión, si bien es cierto que es más conocida por el Lago Ness, también existen otros destinos como: El castillo de Edimburgo, El museo de William Wallace, el lugar de recordatorio de Bon Scott, el sinnúmero de playas pero frias, museos, coliseos y un sin fin de lugares más. Para la gente que le gusta lo épico y los cuentos sacados de historias tradicionales, este será su lugar favorito.
La gastronomía de Escocia es variada y a mi gusto deliciosa, platillos como Haggies, porridge, scotland biscuits, entre otros te dejan con una sensación de querer más. Irónicamente, una de las comidas que más me gustó fue la comida china, pero al explicarme como era preparada, era con una sazón escocesa y con ingredientes de Escocia, así que no se le quita el mérito.
También existen discotecas y pubs en los que puedes salir a bailar y encontrar shows de todo tipo, música en vivo, obras teatrales, fiestas al estilo inglés entre otras.
